Cuando le puse Qué noche la de aquel día (1964) me llevé una sorpresa.
Resulta difícil para alguien que no creció a principios de los sesenta, le dije, imaginarse lo importantes que eran los Beatles. Apenas habían salido de la adolescencia y ya eran tratados corno emperadores romanos allí donde iban. Tenían el don extraordinario de hacer que sintieras que, a pesar de su histérica popularidad, solo tú entendías lo geniales que eran, que de algún modo eran tu descubrimiento privado.
Le conté a Jesse que los vi en el Maple Leaf Gardens de Toronto en 1965. Nunca he visto algo parecido: los gritos, la explosión de flashes, John Lennon interpretando de forma exagerada «Long Tall Sally». La adolescente que tenía al lado intentó arrebatarme los prismáticos con tal violencia que casi me arranca la cabeza.
Le conté que entrevisté a George Harrison en 1989 cuando publicó su último disco; cómo, esperando en su despacho en Handmade Records, estuve a punto de desmayarme cuando me di la vuelta y lo vi allí: un hombre delgado de mediana edad con abundante pelo moreno. «Un momento —dijo con aquel acento que había oído en The Ed Sullivan Show-, tengo que peinarme.»
Le conté a Jesse lo acertados que estuvieron en Qué noche la de aquel día: desde el hecho de rodar en reluciente blanco y negro a hacer que los chicos llevaran los trajes negros con camisas blancas que crearían tendencia, pasando por el uso de cámaras al hombro para dar a la película un aire documental de la vida real. Aquel estilo tembloroso de noticiario influyó a toda una generación de cineastas.
Le señalé unos cuantos fragmentos deliciosos: George Harrison (el mejor actor del grupo, según el director, Richard Lester) y la escena con las horribles camisas; John Lennon esnifando una botella de Coca-Cola en el tren. (Pocas personas captaron la broma entonces.) Pero mi parte favorita, con diferencia, es cuando los Beatles bajan una escalera corriendo y salen a un campo abierto. Cuando suena «Can’t Buy Me Love» de fondo, constituye un momento tan irresistible, tan extático, que incluso hoy día me embarga la sensación de estar cerca —pero no poder poseer— de algo muy importante. Después de todos estos años, sigo sin saber qué es ese «algo», pero percibo su presencia cuando veo la película.
Poco antes de poner la película, comenté que en 2001, tan solo hacía unos años, los miembros de los Beatles que quedaban publicaron una colección de números uno del grupo. El disco fue directo a lo más alto de las listas en treinta y cuatro países distintos. Canadá, Estados Unidos, Islandia, toda Europa. Y eso viniendo de un grupo que se separó hace treinta y cinco años.
Entonces dije lo que he querido decir toda mi vida:
—¡Damas y caballeros, los Beatles!
Can’t buy me love, love
Can’t buy me love
I’ll buy you a diamond ring, my friend I
f it makes you feel alright
I’ll get you anything, my friend I
f it makes you feel alright
‘cause I don’t care too much for money
Money can’t buy me love
I’ll give you all I got to give
If you say you’ll love me too
I may not have a lot to give
But what I got I’ll give to you
I don’t care too much for money
For money can’t buy me love
Can’t buy me love
Everybody tells me so
Can’t buy me love
No, no, no, no
Say you don’t need no diamond ring
And I’ll be satisfied
Tell me that you want the kind of things
That money just can’t buy
I don’t care too much for money
Money can’t buy me love
Can’t buy me love
Everybody tells me so
Can’t buy me love
No, no, no, no
Say you don’t need no diamond ring
And I’ll be satisfied
Tell me that you want the kind of things
That money just can’t buy
I don’t care too much for money
Money can’t buy me love
Oh dear, what can I do?
Baby’s in black and I’m feeling blue,
Tell me, oh what can I do?
She thinks of him and so she dresses in black,
And though he’ll never come back, she’s dressed in black.
Oh dear, what can I do?
Baby’s in black and I’m feeling blue,
Tell me, oh what can I do?
I think of her, but she thinks only of him,
And though it’s only a whim, she thinks of him.
Oh how long will it take,
Till she sees the mistake she has made?
Dear what can I do?
Baby’s in black and I’m feeling blue,
Tell me, oh what can I do?
Oh how long it will take,
Till she sees the mistake she has made?
Dear what can I do?
Baby’s in black and I’m feeling blue,
Tell me, oh what can I do?
She thinks of him and so she dresses in black,
And though he’ll never come back, she’s dressed in black.
Oh dear, what can I do?
Baby’s in black and I’m feeling blue,
Tell me, oh what can I do?